lunes, 7 de abril de 2014

SE LLAMABA SORAYA

Se llamaba Soraya y en seis días 
cumpliría quince años.
Bajo el ardiente sol del mediodía
tejiendo sueños guiaba su rebaño.


En el camino se iba imaginando
como sería ese día
y su mirada se iba iluminando
de ilusión y alegría.


Su madre estaba haciéndole un vestido
propio de una princesa.
Y aquella noche serían servidos
deliciosos manjares en su mesa.


Se llamaba Soraya y su mundo 
era paz y alegría.
Bastó una decisión, basto un segundo
Y todo para siempre cambiaría.
 

Soraya despertó sobresaltada
ante los sacudones de su hermano,
-huye y no te detengas ante nada-
le dijo el tomándole la mano.


Y dicho esto, aturdida y asustada
fue llevada por él a la salida
y pudo ver en su huida horrorizada
el cuerpo de su padre, ya sin vida.


-Corre Soraya corre y no te pares
que Alá ha de protegerte en el camino,
rogaré al Ser Supremo que te ampare
para que llegues salva a buen destino-.

  
Y Soraya corrió... la noche entera
entre estruendos y fuegos infernales
y amaneció en aquella carretera
escondida bajo unos matorrales. 


Los vio pasar, oculta esa mañana
como un desfile, aterrador y eterno.
Una feroz y extraña caravana
surgida en las entrañas del infierno.


 En sus lenguas extrañas, proclamaban
sabe Dios qué conjuros.
Y tras de una bandera se sumaban
las fuerzas más terribles de lo oscuro.

  
Ella apretó sus ojos suplicando
que su Dios la amparara y protegiera.
Para que el pelotón que iba marchando
Jamás se percatara y no la viera.
 

Pasó tres días  sin agua ni comida
oculta de la vista de la gente.
Más, si quería permanecer con vida
Debía salir de allí, forzosamente 


Y así, a la noche decidió arriesgarse
y regresar a las casas derruidas,
buscar con qué beber y alimentarse
pues de no hacerlo, estaría perdida.

  
Aterrada avanzó por el camino
atenta a cada ruido o movimiento.
Hasta llegar al hogar de un campesino
Que la acogió, brindándole alimento.

Ella agradeció a Alá y a su destino
Por protegerla en aquel momento.
 

El campesino, le fue relatando
que su país había sido invadido.
Que de Occidente estaban atacando
por motivos que él no había entendido.

  
-Son rubios y hablan una lengua extraña
y van a liberarnos, según dijo,
un sargento, al tiempo que con saña
matara a mis hermanos y a mi hijo-


Me dejaron vivir, por ser un viejo
a todos los demás, asesinaron-
y frunciendo con tristeza el entrecejo
dijo-duérmete en paz, ya se marcharon- 


La mañana siguiente, pertrechada
con una alforja de agua y comida
más fresca, más aguda y descansada
emprendió la partida.

  
Pensó-tengo a mis tíos en Bagdad
ellos me acogerán con su ternura
y aunque quede algo lejos la ciudad
sé que puedo llegar, estoy segura-.

  
Su tío era militar de profesión
sus dos primos soldados de la armada.
Estaban en muy buena posición
y allí seguro no temería nada.

 
 
Bagdad  no era Bagdad, tan sólo era
un caos de incendios sirenas y terror
y aquella casa donde su tío viviera
solo era un cráter sin nada alrededor.

  
Caminó por sus calles desolada
sin saber qué pensar ni dónde ir.
Ya de su mundo, no quedaba nada
todo acababa ya de sucumbir.

  
Ondeaba una bandera diferente
en lo alto del palacio de gobierno.
La misma que portara aquella gente
que brotó de las fauces del infierno

 
 
Un jeep de pronto, le interceptó el paso
y de él se bajaron dos gigantes
que sin dejarla seguir adelante
cada uno de ellos, la tomó de un brazo.


Dentro del jeep, otros dos esperaban
uno de ellos hablaba y se reía.
Mientras los otros tres la manoseaban

y Soraya sentía, que moría.

  
No supo cuántas veces la violaron
Ni cuanto la golpearon los extraños.
Esos demonios ni siquiera se enteraron
Que aquella tarde cumplía sus quince años.
 

Se llamaba Soraya y no tenía
ya nada que perder en esta vida.
Tan solo el odio aún la sostenía
para ser parte de la legión suicida. 


Llegó esa tarde, apenas sin ser vista
aquella niña niña envuelta en explosivos.
solo quince años, para una extremista
que estalla devastando a su objetivo.


Mañana  la noticia será vista
con horror en medios televisivos
y el mundo dirá, una   terrorista.
Pero nadie dirá...por que motivo.

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