Si me quieres hallar, no has de buscarme
En la exultante belleza de las flores
Mi alma carece de fragancias y colores
Y allí seguramente, no has de hallarme
Ni el diamante de fina prestancia
Ni entre los lujos que da la riqueza
No tengo del diamante la dureza
Ni tengo del dinero la arrogancia
Búscame entre la tierra labrantía
Bajo las toscas manos de mi gente
O en el sudor generoso de su frente
Bajo el ardiente sol del mediodía
Búscame entre las blusas empapadas
O en el agua que escurre en las polleras
De las sacrificadas lavanderas
Sobre las piedras del río arrodilladas
En la espalda doblada del granjero
En la dura jornada de un taller
En las callosas manos del obrero
O en un vientre fecundo de mujer
Búscame allí, en donde está la vida
Sencilla y sin reveses de mi gente
Donde la mano siempre está tendida
Para ofrecerse solidariamente
Búscame allí, donde en cualquier esquina
Descubrirás un mundo diferente
Donde no se odia ni se discrimina
Y allí me encontrarás seguramente.
Allí en el sacrificio y la simpleza
Del diario trajinar de mis hermanos
Que no quiero para mí mayor riqueza
Que la que brindan sus curtidas manos
Búscame en la sonrisa de los niños
Y en las blancas cabezas de mis viejos
Busca en cada mirada de cariño
Y hallaras mi reflejo
En la tierra mojada, el aire fresco
Y el mate cimarrón del desayuno
Y allí estaré, porque allí pertenezco
Parte de todos… y de cada uno
Te busco en las estrellas.
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